EL SÍNDROME PALLIN (Sara)

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He dudado en titular esta entrada entre “El sindrome de Pallin”, en honor a la candida presidencial por el partido republicano de los Estates, o “El síndrome de no me quiero enterar de la vida sexual de mis hijos/as, sobre todo de mis hijas, a no ser que se queden embarazadas”. Obviamente, he elegido el primero, más por lo breve que por lo explícito. Comencemos:
Volvemos a la guerra: tema aborto. Ya no es contra la nueva ley de reforma, sino contra el aborto en sí. Algunos pensábamos que este tema ya se había “superado”, después de veinticinco años de vigencia de la actual ley, pero los hechos actuales demuestran que no, que es un tema muy recurrente.
Se había empezado contra la ley del divorcio, se continuó con que no había que impartir clases de educación sexual en los colegios, se siguió contra la ley que despenalizaba los tres supuestos de aborto, después contra la campaña del uso del preservativo “Póntelo, pónselo” y, últimamente, llegó el tema de la píldora del día después. Antes pasamos contra la asignatura de EpC.
España es el país de la U.E. en el que han crecido más los embarazos de adolescentes. Pero ésta no es la noticia que mueve el pensamiento de nuestra pensante sociedad y de nuestra, también, pensante Iglesia, la católica, por supuesto.
La noticia es que se están realizando abortos a estas adolescentes en mayor número que en los otros países de la U.E. De forma, incomprensible para algunos, parece ser que ya no nos importa el pecado carnal en nuestras hijas o hermanas, sino que hemos trasladado el objetivo al efecto-fruto de ese pecado. Después de tantos días, meses, años, lustros, décadas y centurias, nuestro país, nuestra patria, ya ha superado, por fín, el pecado: el pecado ya no nos acecha. Hemos pasado de importarnos el “antes” al “después”. ¿Es que ya estamos en una nueva fase de superación o es que se ha dado por perdida la guerra contra el “antes” de la población heterosexual y se ha focalizado exclusivamente esa energía en el depravado y promiscuo grupo homosexual ya que ellos no tienen el “después”?
Como fruto de esta fase de desconcierto milenario, nos ha llegado una frase que está cuajando cada día más hasta casi solidificarse, incluso esta marcando moda:
“Los padres tenemos derecho a que nuestros hijos...”
-Los padres tenemos derecho a que nuestros hijos no sean adoctrinados en la asignatura de EpC;
-Los padres tenemos derecho a que nuestros hijos sean escolarizados en castellano;
-Los padres tenemos derecho a que nuestros hijos sean formados en nuestros valores (religiosos, obviamente)...
(léanse las anteriores frases de la siguiente forma):
-No quiero que mis hijos se les hable de sexo y de homosexualidad;
-No quiero que mis hijos hablen lenguas minoritarias;
-Quiero que mis hijos piensen como yo.
Lo ya “ultimísimo” es que se diga que es una aberración de que la reforma de la ley de aborto contemple que las mujeres de 16 años puedan abortar sin consentimiento paterno. Es decir, “los padres tenemos derecho a decidir si nuestra hija de 16 años va a abortar o no”. ¿Me puede alguien jurar o prometer que es esa frase y no un eufemismo de “los padres tenemos a decidir que la hija de 16 años de nuestro vecino aborte o no”?
Aprovecho para que, si alguien quiere, me diga que hacer si nuestra hija de dieciséis años toma la decisión de abortar y nosotros, sus padres, nos oponemos. Ruego también me iluminen en sentido contrario, es decir, nuestra hija quiere llevar a adelante su embarazo y los padres nos negamos.
Yo, como clásico que soy, sigo pensando que habría que volver al génesis -al laico, por supuesto- al principio de todo, a aquella época en que todavía pensábamos algo,a aquella época de pre-televisiones privadas, y volver a al tema de que hay que hablar con nuestros hijos/as de la cosa sexual, de impartir clases de educación sexual en los colegios, en definitiva, volver al pre-”antes”.
Uno, aparte de ser un clásico, es también perro viejo y puede llegar a pensar si al final no será una estrategia política de los contra el “antes” y el “después”, de erosionar al contrincante y verdaderamente no les interesa nada más que alcanzar el poder. A los hechos me remito: gobernaron ocho años y este tema, el “después” no salió nunca a la palestra.

5 comentarios:

Toni dijo...

Yo como padre, y nunca como experto en política le digo que sinceramente me gustaría elegir la educación de mis hijos. No sé porque le hemos dado esa labor al Estado, para que adocene ciudadanos moldeados.
Debería existir el cheque escolar, donde cualquier ciudadano doctorado en enseñanza pueda montar su modelo de colegio, los habrá especializados en deporte, otros en religión, otros en idiomas, social-comunistas, ecológicos. Habría un mínimo común denominador en forma de contenidos curriculares. Sería el estado el que concediera un cheque escolar al estudiante que diera un mínimo al acabar el año escolar.
Siento disentir en su forma de ver el mundo, pero ya le advertí que yo hablo como padre (quiero lo mejor para mis hijos), y no como experto en política

Alcyone Abaira dijo...

Muy acertada la opinion, parece mentira que con tanto debate que ha habido sobre el tema, sea la primera vez que oigo decir esto en voz alta.

Enhorabuena.

Ignacio Reiva dijo...

No es una guerra de poder, es una batalla por las personas. Cómo vive la persona después de abortar es el objetivo. Cuanto más simple es corromperla, someterla, manejarla. La culpa es esclavitud. Un saludo

Anónimo dijo...

Personalmente rechazo el aborto por norma, pero comprendo que si un chica decide hacerlo tiene que tener un mínimo de garantías. Hace unos años, las que tenían el dinero se iban a Londres y nadie se enteraba, las demás de "desgraciaban" con cualquier descerebrado que le hacía el "favor", a módico precio. Si comparo aquello a esto, mejor hacer las cosas bien.. Además me fastidia la hipocresía de tantos que desaprueban el aborto, pero cuando les viene el problema a casa, lo solucionan sacando a la niña del país y corriendo un tupido velo.... no hay mejor juez que el que ha vivido las cosas en su persona, y cada uno deberíamos juzgar conociéndo el tema, porque cuando nos vemos en esa situación, nuestra reacción cambia.

Anónimo dijo...

Que tal unas campañas potentes de clases de sexualidad?Uso del preservativo, pildoras etc...