¡Venga usted a mi tertulia!

Parece ser que esta es la frase que todo periodista quiere oír, recibir una invitación de alguna televisión o radio para hacerse uno de los tertulianos asiduos.
Periodistas desconocidos, periodistas olvidados, llenan las noches televisivas de las numerosas televisiones que ahora emiten en TDT. La máxima para que te confirmen tu asiduidad es: carga contra todo lo socialista o nacionalista, aquí vale todo. Las tertulias televisivas se han convertido en debates a lo “Crónicas Marcianas” o “Gran Hermano”. Las cualidades que te piden son: tono agudo de voz, ser lo más hiriente posible, todo está permitido (siempre hay tiempo para pedir disculpas o rectificar)...
Este, vamos a llamarlo “virus patán” se ha extendido, antes solamente eran las tertulias del corazón, seguidamente se propagó a las tertulias deportivas y, ahora, por fin, ha llegado a las tertulias políticas.
¿Se acuerdan ustedes cuando los periodistas eran profesionales, buscaban informar y que solamente existía un periódico radicalmente tendencioso: “El Alcázar”? No hace tanto tiempo. Seguramente todo cambió a finales de los ochenta. Treinta años después, los periodistas se han convertido en políticos y, a la vista del poco nivel cultural que hemos logrado en todos estos años, todo se han convertido en radicalmente tendenciosos. Lo importante es que usted aumente la audiencia.
“Nazi, zorra, puerca, cabrón de mierda...” ¿Quién nos iba a decir que íbamos a acabar así cuando soñábamos con tener Democracia en España? Ha bajado tanto el nivel cultural, intelectual, que vale todo con tal de aplacar la soberbia o el bolsillo del tertuliano de turno.
Cuando éramos más cultos, o sea, antes de la llegada de las televisiones privadas, intentábamos leer, ir al cine, ver algún buen programa, incluso nos preocupaba que nuestros hijos no vieran programas violentos o que en los telediarios no salieran cadáveres.... La competencia entre las distintas cadenas nos hizo peores y eso que es raro que El Mercado, lo único sagrado que hay, hoy en día, tenga cosas negativas.
Ahora hay una nueva vuelta de tuerca con la implantación del TDT y la llegada de las nuevas televisiones privadas personalistas. Seguro que el coeficiente intelectual bajará otra vez más. Más bestialización nos espera.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Parece mentira que la profesión de periodista, que antes siempre me había merecido gran respeto, esté tan desvirtuada. Ahora la moda es no ser imparcial, no ser educado y tener poco vocabulario... Y que haya una carrera para eso... Con el bachillerato debería bastar.